17 de noviembre de 2016

Ajac al

Suele ser que no tenga mucho para decir, pero la caja es la que más influye en mi. Quisiera, pero me hace querer no decir nada.
Estando en ella, siento lo que no es verdad. 
A veces tocan la puerta, y me desespera. ¡Basta de golpetear! 
Me da miedo abrir la puerta: ¿qué me pasará? Sólo quiero estar allí. Sin embargo, me da más temor el que dejen de tocar a la puerta. Ansiedad. 
Si llego a sobrevivir a la propia dicha de la paranoia, ¿podré ver?
Lo que soy deberá desaparecer dentro de la caja. Me cerraré.