26 de junio de 2019

Brillo verdoso

En mis instancias de orador en las afueras de la ciudad, brevemente me encontré y fasciné por la belleza de aquel acantilado. Era verdoso, y bajo la luna llena podía verse aquel brillo del agua corriendo. Lo consideraba el lugar perfecto para pensar.
Fui constantemente allí a desflorar mis sentimientos; deseando escenarios y triunfos, pero también maldiciendo mis penurias. Ese lugar era mi calma y mi tormento, ¿o yo lo era?


Una noche, pensé que estaba solo, sin embargo me sorprendió escuchar una voz femenina  que le rezaba a aquel acantilado, y vi que era una joven de rodillas. Me sorprendió, estaba vestida de un vestido holgado, de color blanco mármol, con una corona blanca entre sus cabellos. Intenté llamar su atención, pero noté que estaba con los ojos cerrados y orando con fuerte voz. 
A medida que me acercaba, escuchaba mejor lo que decía: "llévame esta noche, oh, acantilado". Quedé confundido, ¿a qué se refería?
Cuando por fin llegué a ella, intenté tocar su hombro y simplemente se desvaneció.
¿Estaba alucinando?

Me senté donde ella estaba de rodillas y sentí aquel dolor. 
Creo que me desmayé, porque sé que era otro día cuando por fin desperté.

No volví a aquel lugar. Hasta hoy.

2 de junio de 2019

Trommmmmmmpeta

Escuchen, escuchen; ahí viene, allí se acerca.
Viene rápido, se acerca velozmente.
Señor, señor, ¿qué hará en las tierras desiertas?
No se lleve la masa que nos sostiene, no nos dejes sin la suspicaz consensualidad de nuestras existencias.
No nos encierre en la corriente desaventuranza de la celda, solo quisimos alguna vez vivir el sueño de la vida.

La trompeta re-suena. TUTURURUUU.
Se lleva, se quema y se deshecha lo que alguna vez nos elevó. Nos echan y nos borran.

Sudor sobresale por aquella pesadilla que al corazón aceleró y la mente desesperó.

Grilla

Una de las mayores conmociones del hombre será encontrar lo que ellos ansían. 
El mayor secreto solo podrían saberlo los del corazón bien intencionado y manos sucias. 

Con corazón ardiente, con azul en sus miradas, ellos tienen el secreto del balanceo circundante de los que recolectan fantasía dentro de las cuevas de la desilusión. Allí se asentarán para la mayor misión de las sociedades que aún desean perdurar.

Si fallasen, lo que tiene de especial la palabra se perderá en la nebulosa de los descontrolados. 

Prusten

En medio de las llamas de la casa abandonada, se escondía un tesoro que estaba por fallecer si no fuera por la fiera de la nieve.
Sin temor, la bestia se acercó al incendio porque escuchaba los débiles respiros que estaban apagándose. Llevó a la pequeñura a su refugio, lejos de la civilización que se auto-amedentraba por su fuerza.

Ella estaba protegida con aquella criatura de la blanca nieve, que le alimentaba y daba calor.

Creció en cuatro años, sin saber pronunciar palabra alguna; completamente salvaje ante la mirada de aquel hombre que la encontró. Al intentar interceptarla, su cuidador intentó protegerla solo para luego recibir un fuego que le atravesó el corazón. Miró a su niña que la alejaban y suspiró un amargo silencio.

¿Qué harán con el tesoro que una vez ignoraron?