17 de abril de 2021

Visionario

 Con sangre en sus pies, ella siguió caminando hasta que se desplomó, en estado de inanición y con una mente maltrecha.


-Hola, ¿cómo estás?

Ella reaccionó, intentando apartarse, pero su cuerpo cansado no podía moverse.

-No te preocupes. Acá hay algo de agua. 

Ella no quería tomar realmente, no quería alimentarse. Sin embargo, la paciente compañía de aquella persona le hizo hacer el intento

Él sonrió.

-¿Cuál es tu nombre?

Con dificultad, ella con voz casi inaudible:

-Me llamo Yeaq. 

-Qué bonito nombre.

-... ¿Y tu nombre?

-Cada tanto me invento un nombre. Pero no sé cuál darme ahora. ¿Cuál me pondrías?

-No lo sé, yo también tengo muchos nombres. Me llamo Yeaq para simplificar. 

-Oh. 

Él quedó pensativo y Yeaq le observaba. Estaba bien vestido, pero parecía muy confundido. 

Y supo qué decirle.

-Te voy llamar Tej.

-Me gusta, gracias.

Sonrieron. Yeaq se animó un poco mientras se frotaba sus pies lastimados y decidió seguir hablando.

-¿Vale la pena seguir?

-Sí. -Dijo con mucha seguridad-.

-No sé si deba seguir.

-Yo creo que sí. Te lo dice alguien que estuvo destrozado.

Ella sonrió. 

-Gracias.

-De nada.


Hubo un poco de silencio. 

-¿Me acompañás?

-Sí, vamos.


En una lúgubre noche, corría el río cerca de ellos; yendo a quién sabe dónde.