19 de diciembre de 2017

Contro

Buscando una poderosa conmoción, logré entender que la verdad son suspiros de un alma quebrantada. Aquel que busque una razón, estará acabado bajo la tierra del olvido, y despedazado por la vergüenza de la desazón.
Cuentan que una cuestionable servidumbre se alzó contra la llamarada malviviente del puerto, pero fueron hundidos por las miradas de las estereotipias andantes, y de su mal andar.
Ponderaba la injusticia en desolación del corazón, sin embargo recuerdo aquel brillo que alimentó la misericordia y que reveló la fructuosa verdad. Todos anduvieron molinares de caminos de condensación; llamaron al mayor juicio del concilio: la majestuosa naja.
Ellos aún sobreviven bajo el escudo, buscando la razón que sazone la vitalidad. Comprendí inicialmente la entrada del orbe lítico. 

25 de julio de 2017

Logos rítmico

Cuanquiere obtiene el ordenador de las agujas. Nos trae a donde estamos, nos empujan hasta este preciso momento; y nunca paramos.
Aunque intentes regresar, te será contraproducente: te envejece. Sin embargo, volveremos al mismo lugar una y otra vez. Pero distintos.

¿Qué te lleva a caerte? Hay un sinfín de variaciones, pero una misma causa. El error nos ralentiza.
Quedé muy atrás, y las agujas ya no me empujan porque me escondí en un hueco. Pocos llegan ahí, y se hace más profundo y más oscuro. A veces sólo se escuchan voces distorsionadas: me asusto, me enojo, me ilusiono.
Otras veces logro salir, pero me tienta una y otra vez volver: es acogedor para una persona ciega por voluntad.

¿Y si algún día se descompone el ritmo de mis agujas? ¿Tendré que detenerlo?
Qué vergüenza que esté tan agujereado el suelo en donde se mueven. Apenas puedo saber en qué estado estoy, y la incertidumbre agobia mi movimiento.  
No quiero que se note. Mi ritmo no se ajusta a la melodía visceral de aquellos que la logran. 

Vergebung.

15 de abril de 2017

Costillas

Cuando presencié aquella ofenda de la inmensidad, nunca supe qué significaba. Yo sólo nutrí aquella duda.
¿Quién sabrá? Todo lo que tengo es una cuadrilla de la mirada súper lateral.
Consideré el salir, pero aún no. Me arde el pecho, y jamás supe qué me pasa.
Propuse el convertirme en un axón, pero sin éxito.
Pude obtener una vacilación mayor al ver que todo lo que viví ya no estaba. No puedo recordar.
La sinceridad siempre me mató. ¿Cuántas veces he muerto? Con sólo decir que la cuestión es débil, conmemoro aquella percepción. 
Consternada, barajé unas cartas que marcarían un camino; sin embargo, era subterráneo. La oscuridad iba a reinar otra vez. No quise, pero eso pasó, y otra vez me perdí.
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La finalidad siempre es subjetiva.