12 de noviembre de 2018

Panes

Fue el ayer y el adiós.
Querendón que no tendría una magullada margarita.
Suplicio de la contrastada amargura situacional.
Fácilmente manejable, sin pasillos angostos de dudas.
Cielo sin estrellas, un sueño que comienza.
¿Cuál es la marioneta que está a merced?

Flotando en las nubes, pero ahogándose en el agua.Tan contradictorio, tan lleno de dudas, y tan carcomido por la angustia que decidió irse.
Marcha atrás, y paso hacia adelante; mirada al lugar y sentimiento al lejano ayer. Manos pesadas, ligera sensación de desazón.

Cielo con una estrella.


1 de noviembre de 2018

Perpetuidad

Un nombre prohibido.
Un alma perdida en el azul.
Una marioneta de la profundidad.
Tan solo que no sobrellevará el circuito.

Montañas de papel.
Matices de un nuevo sol.
Tintes grisáceos en mi compás.
Ostentamiento que perderé bajo tu imparcialidad.

Cuadrados y triángulos desfigurados.
Papiros que perdieron su validez excepcional.
¿Y si pudieras ver más allá de la ingenuidad de lo rapaz?
Quizá todo esto es una desfiguración marcial de tu aturdimiento a lo moral.

Con tan simplemente verme allá, entenderías la gravedad de la soledad y sus consecuencias contractuales. 






2 de octubre de 2018

Soslayo

Se despierta en un lugar con muchas maquinarias. Hay ruidos extraños. "¿Quién me trajo?", murmura. "¿Hay alguien?", gritando a todo pulmón. Soslayo era un ser particular, pero no sabía por qué.

Del otro lado, una niña que jugaba. No podía escuchar nada, solo era una habitación blanca. Una niña muy adorable y con una sonrisa muy brillante. Sentina era así siempre.

Arriba, un hombre muy serio. Él leía un libro cuidadosamente, lo sostenía con sus manos ásperas y con ánimo cambiante a medida que lo leía. Sumerio solía estar solo.

Escondido estaba un muchacho que entró buscando comida, con harapos en vez de ropa y una mirada perdida de esperanza. Salterio llamaba la atención al buscar comida. Él notó que habían muchas máquinas y se cruzó con Soslayo, quien se impresionó de su belleza y magnificiencia, aunque no tuviera ropa decente. Se perdieron en los ojos del otro.

Sentina no tenía memoria y siempre era visitada por Sumerio, quien le contaba cuentos que ella olvidaría rápidamente. Sumerio acudía a ella para que alguien cuente quién es cuando se vaya, pero ella no podría.

Las máquinas se detuvieron. Ya se acabó el sueño.



1 de octubre de 2018

Cassidi

 A veces me acuerdo de ella, como si fuera un libro colorido, pero con una trama oscura. Me gustaba leerla, aunque a veces no entendiera qué decía.

 Nos conocimos un día como cualquier otro, pero no pude separarme de su presencia. A veces las pasábamos bien, sin embargo muchas veces la pasamos mal. Tardaba muchos días en recuperarme de nuestras amargas aventuras.
¿Quién iba a decir que me dejaría con una tristeza? A pesar de que ella la pasaba mal, me hacía feliz. Es contradictorio, lo que teníamos lo era.

Solo se fue, con él. Me abandonó. Pasé noches y días enteros en el tren. Me escondía en el último vagón. 

Sinceramente, espero que en el otro lado sea distinta su existencia. Nunca pensé lo que hacía, ni la brutalidad de la fuerza con la que la empujé en aquel edificio...

13 de septiembre de 2018

Invictoria

Nos preparamos para la guerra, y sabiendo que jamás volvería a verte, escribí aquel poema que guardé celosamente en mi caja de madera.
No podía decirte lo que aquel papel decía. 

Era una tarde fría de abril, y todo lo que conocíamos desaparecería. Vos lo sabías, y yo también, y supe que sería la última vez que nos veríamos. Tu mirada así lo indicaba: tristeza y melancolía en el azul de tus ojos. Creo que no queríamos terminar así.

Me habían asignado un puesto bien resguardado, y vos tuviste que pelear contra aquellos desconocidos que llamábamos enemigos. O eso es lo que vos creíste por parte de los jefes; pero no podía concebirlos como los llamaban. Sé que algo andaba mal.

Me habían ordenado acomodar papeles en aquella oficina, y tu tropa había arribado a las costas a enfrentarse con ellos. 

Una gota de sangre cayó en el papel llamado Biércol: no había percibido que mi nariz comenzó a sangrar, y sin terminar de tomar conciencia sobre ello, llamaron. Tu tropa había caído, y tu cuerpo jamás fue hallado.

Renuncié. Quemé el poema y me oculté.



22 de agosto de 2018

Chusco

Sulfuro de las paredes, ventanas con tierra.
Cursores que no traen milagros.
Oscuridad que choca en los huesos.

Grietas por el suelo, torbellinos de imagénes.
Soleados días lejanos, malogrados en la memoria.
"Me gustan los atardeceres en mi mente", y se agita.
No existen los atardeceres sin sol. No concuerdan dentro.

Llamas en el espejo.
Musgos en las veredas.
LLuvia en la cocina, y maltrechas sillas.
Rayones en las pantallas.

Fue solo un sueño, y solo uno será. 


5 de agosto de 2018

Musgo

Tiene miedo.
Miedo tendrá.
Jamás se irá, sólo queda una solución.

Jugos de la soberanía que hamaca la liebre.
Sueños que se perdieron.

No, nunca tendrás la imagen de su libertad. Y no creo que te deje ir sin un castigo a lo que has hecho.

Acecha, acecha la marea. Puedo verla en mis visores, acercarse cada vez que me caigo.

Pronto llegará.

7 de junio de 2018

Un día

Un día muy particular quisiste sobresalir de la rutina de tus contemporáneos, aunque terminaste entregándote a la sublime amargura de jamás salir de aquella sumisión.
Un día saliste, pero en partes.
Tal vez habrías deseado más haberlo hecho antes, pero ya era tarde para una despedida.

No me pertenece esto que cedí. Explicaría el por qué, sin embargo nada más podría entender ahora en adelante.
No hablaba sobre eso, sólo quería recordarte, y no podía. No debía.
¿Qué pasó?

Un día encontré una hoja abandonada, reseca, frágil. La ignoré.
Otro día, encontré una moneda que guardé en mi bolsillo; que se cayó por el agujero que se abrió por mis malos tratos. Nunca recordé que la había recogido hasta que un día sentí que faltaba algo e intenté retroceder, buscándola. Jamás la volví a encontrar.
Y a pesar de haber tenido otras monedas, ninguna quise conservar.

Así fue que un día se fue. Vendría otro. Y otro, cada vez más sombríos. Días que se hicieron noches. Y noches que fueron perdidas.

¿ESTÁS?

12 de mayo de 2018

Futuro-pasado

Escuchar y rezar; escuchar y olvidar.
Pensar y continuar.
Portear y mecer, comer y jamás salir.

Lluvia, lluvia; agua, agua.
Suave, suave, dolor, armazón.
Tirar, empalar, pintar.

Sincero, otorgando lugar.
Mundicia, nogal.
Condenado, azaroso.

"Adiós, adiós; esto acabó".
Se retirará en humo.
Atravesará tu corteza.

"Adiós, adiós".
Ultraja, muy pulido.
Sangre, sangre.
"No es mía". 

20 de febrero de 2018

Eufemia

Vigorosas palabras que sobresalen de su verbosidad expresiva.
Aquella mirada portátil pudo abarcar cierta incertidumbre jamás captada por otros ojos despistados.
Sonrisa de la muchedumbre que ciega el buen contraste de la belleza gloriosa.
Si no hubiera un pudoroso convenio, quizá todos serían sublimados de la injuriosa lamentación existencial.
Persisten los que aún sobrepasan los chirridos morales y buscan la continuidad vivencial.
¿Acaso todo aquel que derrocha su mecánica concebida debe ser separado de la sagaz ilusión que desvía la mirada de la inmundicia? Pobres rostros sujetados a una sola imagen. Desdichados los que son callados por la pusilánime masa.
Pocos sobreviven al tortuoso engaño. Muchos se quedan atrapados.
La jaula está sucia otra vez...