24 de marzo de 2021

Dromaniro

 -Suelta el arma.

-No... No puedo, es peligroso...

-Suéltala.-Miró con firmeza-.

-No, ¡NO!

Y disparó. 

Volaron fragmentos de cristal, de un espejo. PUM, PUM.

Tocan la puerta...

-Qué... ¿¡Qué pasó!? ¿Por qué estás así?

-Tengo miedo...

-¿A qué? ¿A quién?-Acercándose a revisar las heridas-. 

-AUCH. 

-Disculpa, no entiendo estos fragmentos de espejo en tu cuerpo. Algunos están muy clavados...

-Fue su culpa.- Y levantó un dedo señalando-.

-Pero...

-No cuestiones lo que digo. Allí está.

-No, es que solo...

-¡No cuestiones lo que digo!


PUM. 


-Lo siento.-Y limpió la sangre-. Estás demente. Eso era un espejo.



18 de marzo de 2021

Trebejo

Un resplandor verdoso se manifestaba en una habitación deteriorada, con un colchón totalmente partido a la mitad, con focos destruidos y con un espejo roto lleno de polvo.

En las cicatrices aún se sentía ardor y un frío extremo. Con total aflicción, se arrodilló ante una abertura de la pared a extraer una caja de madera intacta: papeles y objetos diversos guardados.

Sus manos temblorosas sostenían el órgano blanco mármol palpitante que fue resguardado hace muchos años, incapaz de mantenerlo dentro de  su cuerpo malherido. Latía a destiempo. Dolía en el pecho. No sabía si servía. No sabía si lo utilizaría.

Un cuaderno grueso con miles de recuerdos escritos y visuales. Una tecla de piano encontrada en un hueco del brazo. Cuerdas que rodeaban todo el escenario y al ser que visitaba el cuarto semi-abandonado. Grietas en la piel por el esfuerzo sobrehumano de librarse.

¿Quién sostendrá las cuerdas esta vez? ¿Alguien las cortará o se cercenará su estructura vital?

13 de marzo de 2021

Manivela

Desolados paisajes recorrían los ojos; una devastadora matriz los arrastró al profundo hueco del suelo. No quedaba nadie más.

"Mátame", le dijo. "Mátame para que puedas sobrevivir", insistió. Sus cuerpos ya estaban muy malheridos, un golpe brutal más y ya podrían morir.

Vaciló, como cualquier persona lo haría si la persona que adora le pidiera eso. Sin embargo, prefería ser ella quien se sacrificara. 

Luego de un abrazo, ella se cortó el cuello y se dejó desangrar. Él solo sostuvo su cuerpo, mientras lloraba y le agradecía por su vida. Ella aún tenía ternura en sus ojos antes de su último destello de vida. 

"Jamás vas a arrepentirte". 

Con las manos temblorosas, guardó el reloj de ella y sacó el oxígeno que le quedaba. Respiró y salió del hueco con mucho esfuerzo. 


El paisaje cambió: era hermoso, pero solitario. 

Ópalo

-Te traje comida, come.-le dijo ella-.

Casi sin apetito, comió lo que pudo y le regresó el plato de aquella comida insípida.

Al rato, vino él y se quedó por unas horas. Le trajo un par de cuadernos, hojas blancas, acuarelas, lápices y lapiceras para su suministros.

Si Yeaq no hablaba, él no lo hacía. Si Yeaq no lloraba, él no la consolaba. Y cuando por fin se sentía mejor, él se iba.

Yeaq no sabía el nombre de ninguna de estas dos personas, solía simplemente estar en una habitación sombría, con esquinas descoloridas y una ventana tapada con maderas, a excepción de un pequeño hueco para ver el exterior. 

Se recreaba escribiendo y pintando cuadros lúgubres. Cada tanto pasaba el tiempo mirando por aquel hueco de la ventana, donde a veces entraba luz. Y cada cierta cantidad de tiempo, aparecía alguna voz para hablarle que daba un poco de color a su hábitat, hasta que se iba.


Yeaq, cansada de esa vida, decidió escapar y a romper gradualmente aquel hueco, mientras lo tapaba con sus creaciones para que ellos no se den cuenta.

Sin embargo, ella se enteró y azotó a Yeaq, dejándole fuertes heridas; y él la curó como pudo, quien se percató que apenas podía ayudarle así y no a escapar. Él apoyaba a Yeaq, y quería que fuera feliz, pero ella era muy fuerte.


Yeaq escapó de alguna forma, gracias a la fuerza de él, quien quedó medio muerto; se lastimó con las espinas del camino lleno de matorrales, donde a veces se escondía de la inquisidora búsqueda de ella.


Pasó el tiempo, las hojas caían aún. 


Nadie sabe qué pasó con Yeaq. Sus diarios se perdieron y su memoria le abandonó.