15 de febrero de 2021

Fress

     Encuéntrame en la salida de un túnel y vivencia la recaída de mi mente; mientras estaré sosteniendo una pequeña caja de madera con papeles de mi pasado.

    Si me escuchas, te mostraré cada papel y te diré recuerdos de una vida pasada. 

    Sabré lo que te duele con tan solo escucharte y ver tus manos. No prometo nada, pero mis piezas podrían ayudarte un poco. 

    Tengo principios de hipotermia en el corazón y solo busco algo de compañía antes del final. 

    Extrañaré cada botón que encontré en el camino que he recorrido. Cada persona tiene un botón único, pero yo no encuentro el mío.

    Tal vez puedas ayudarme a hallarlo. O quizá no, pero por lo menos mi mente no estará tan desvariada. 

    Ver el cielo me hace soñar con estar allí alguna vez.


8 de febrero de 2021

Zedira

En la más olvidadas de las tierras estacionarias, Sea y Mirr cabalgaban por la áridas planicies y mesetas. Por un momento pararon para beber agua por la sed que provocaba el calor abrasador y Sea sacó del bolsillo interior de su uniforme un sobre marrón.

-Llegó esta carta.

-Qué curioso, acá no llega la correspondencia. ¿Sabe de quién es o a dónde iba dirigido?

-Realmente no, pero la comandante me ordenó enterrarla por esta zona para que no llegue al cuartel. Como a la mayoría de lo extravagante.

-¿Entonces por este lugar están cartas y otros papeles desterrados?

-Sí, hace años debo hacer este trabajo. Aunque también hay objetos.

-¿Hacía falta que yo venga?-dijo mientras se limpiaba con un pañuelo el sudor de su frente-.

-Esta vez sí. Así son las órdenes. 

-Bueno, pero ¿por lo menos podríamos leerla?

-No, pero no te voy a negar la libertad de leer algo que hay que desterrar. Yo una vez lo hice.

-Vaya, quiero ver entonces.

Sea le extendió el sobre, Mirr lo recibió, sacó una hoja doblada y la desplegó.


"Estimada, te escribo esta carta para recordarte lo mucho que te extraño. Quisiera saber si en estos días podría..."


-¿Qué pasa? ¿Por qué paraste?

-...

-¿Estás bien?

-Esta carta es demasiado intensa. No puedo seguir leyendo.

-Interesante. Te pasó lo mismo que a mí la primera vez. Por eso ya nunca más leí.

-Comprendo... entonces sigamos con el trabajo. ¿Esta zona está bien?

-Sí. Cavemos.


Con la tarea finalizada, Mirr tomó un largo sorbo de agua hasta percatarse de una persona caminando a lo lejos.

-¿Quién es?

-¿Quién? Ah, es Yeaq.


Yeaq parecía ser una mujer, con harapientas ropas y los ojos vendados; palpando el suelo, temblando y pareciendo buscar algo.


-¿No podemos ayudarle?

-No, ya lo intenté muchas veces. Se empecina en buscar los objetos desterrados, de sentirlos; no quiere volver a la colonia hasta encontrarlos a todos.

-¿Y por qué tiene los ojos vendados?

-Es su castigo por buscar objetos y papeles viejos. 

-Y si dejara de buscarlos, ¿le quitarían la venda?-preguntó con interés-.

-Quizás.


Se subieron a sus caballos y antes de alejarse de esas tierras áridas y arenosas, Mirr vio cómo Yeaq usaba a su favor una ventisca de viento para desterrar un viejo reloj. Al tocarlo, su rostro pálido y sus labios tristes cambiaron a una gran luminosidad, lágrimas y sonrisas de alegría. Sostenía ese reloj con suavidad y le acariciaba con cariño; como si ya lo hubiera tenido antes.