-Eres un insensato.
En colinas transparentes se escondía un murmullo de un sujeto soez, y de inhabitable mente. Los vientos azotaban las cortezas mentales del joven vacilante, a quien le escurría las cenizas del tiempo por sus manos.
-¿Por qué has terminado?
Manchas en un lienzo no acabado. Hojas rotas y oscuros silencios. Llamas agitando la corteza visual del maldito ser humano que se hallase allí.
-¿Tenemos que seguir?
Armario lleno, repisas repletas de cajas pesadas, con recuerdos que ya no podrán ser recordados. Sombras y relojes persiguiendo al desvergonzado soldado.
-No lo sé.
Con paso vacilante, se fue hasta la puerta. "No debí golpear tan fuerte". Un puño bien tenso y manchado que provoca dolor en la mente mezquina de este individuo, y gotas saladas en su mejilla.
-Lo siento.