En la bendita suerte que ha recaído en mi molesta existencia mortal, he decidido comenzar otra vez a vacilar en la cuerda mortal de la envergadura de tus palabras.
Tal vez no lo entiendas, quizá no lo comprendas; puede ser que todo lo olvides en un par de segundos.
Tu mente no está acá. Ha recaído en un abismo de curiosa incertidumbre. ¿Puedes oírme? Pareciera que ya no. Y yo he caído en tu inocente juego de concomitante agonía.
Dulce soporte de la miseria. ¿Volverás a verme entre tus objetivos de ilusión?
¿Maniobrarás una suculenta contención de consternación? ¿O será que librarás a mi mar de sombríos pasajes?
Por supuesto que podré sacarte de allí.
Pero una extraña figura se torna en mi ventana. No deja verme más allá. Tardaré en regresar al núcleo una vez más.
See you later, my sweet.