7 de abril de 2019

Abrasión

Se volteó hacia mí y dijo:
-Querida, este negocio jamás termina, así son las vueltas de la vida. Podrías quedarte toda tu miserable existencia buscando lo que creíste perder, pero lo que tratás de hallar no está en este plano; es tu imaginación que quisiera poder buscar una solución a un problema que nunca existió. 

Su amarga mueca me arrastró hacia otra esquina de mi mente: ¿acaso esto es una perdida de tiempo? ¿Por qué querrían hacerme perder tanto de mí? La ganancia de eso es tan vaga que me enloquecería pensar que simplemente se trata de un camino que nos ilusiona a otra parte en donde nos perderemos para siempre.

Sonrió. Sabía que había conseguido de mí lo que buscaba. Miré el suelo, y aquellas pisadas que alguna vez se acercaron a mí, desaparecían en el viento y la neblina de la incertidumbre.

-¿Ya no volverán las pisadas?-Pregunté con un dejo de tristeza.
-Mañana olvidarás que alguna vez estuvieron cerca.






La pecera tenía una grieta y salía una leve centrifugación. Los peces no notaban que cada vez había menos agua. Y jamás lo sabrían.