Conceptualmente hay una infinidad de materializaciones acerca de la vigorosa llama interior de los seres.
Algunos las buscan para cazar, otros para deleitarse en un momentáneo goce; y otros para guiar sus variaciones motoras. ¿Hay alguna otra razón?
¿Acaso hay alguna otra alternancia que tenga un consenso mayor? ¿Es que no se puede hallar otra validación al acto?
Y los tesoros que recolectamos no serán más que abrojos de nuestras ilusiones y consternaciones. Unas cinestésicas mostrencas.
¿Qué se espera en la impunidad de la certeza inconexa? ¿Y en la aberraría del absurdo asincrónico?
Y en los martirios de la viveza, allí hay vid de sabor amargo, y por tanto, interminable. Pocos logran terminar sus botellas, las cuales se acumulan al siguiente explorador.
¿Pudiste?