25 de julio de 2017

Logos rítmico

Cuanquiere obtiene el ordenador de las agujas. Nos trae a donde estamos, nos empujan hasta este preciso momento; y nunca paramos.
Aunque intentes regresar, te será contraproducente: te envejece. Sin embargo, volveremos al mismo lugar una y otra vez. Pero distintos.

¿Qué te lleva a caerte? Hay un sinfín de variaciones, pero una misma causa. El error nos ralentiza.
Quedé muy atrás, y las agujas ya no me empujan porque me escondí en un hueco. Pocos llegan ahí, y se hace más profundo y más oscuro. A veces sólo se escuchan voces distorsionadas: me asusto, me enojo, me ilusiono.
Otras veces logro salir, pero me tienta una y otra vez volver: es acogedor para una persona ciega por voluntad.

¿Y si algún día se descompone el ritmo de mis agujas? ¿Tendré que detenerlo?
Qué vergüenza que esté tan agujereado el suelo en donde se mueven. Apenas puedo saber en qué estado estoy, y la incertidumbre agobia mi movimiento.  
No quiero que se note. Mi ritmo no se ajusta a la melodía visceral de aquellos que la logran. 

Vergebung.