5 de agosto de 2019

Sinestesia

Cuentan que se batalló una gran pelea en los antiguos pasajes del pabellón de la ciudad.  
En aquella época, trataban a los más solemnes como unos retratistas de la realidad e incluso, a veces, los llamaban conquistadores de la filosofía. Yo no lo recuerdo, pero, sin mentir y con creces, la palabra de aquella persona cambió todo eso.
Llegó en una madrugada, lleno de vacilación aunque con valor diciendo lo que nadie había pensado. Qué grata sorpresa haber dado cuenta que era una existencia olvidada. Pensé que quizá habría otras consideraciones, y que podría formar parte de una transformación sin precedente.

Fue triste hallar su cuerpo en aquel acampado. Y a pesar de que falleció, lo que dijo quedó en mí como fuego que calienta e ilumina el pesar que sobrevive en mí.