-Han estado por aquí.-dijo Alle mientras observaba unas pisadas-.
-¿Por qué no le dejas en paz?-preguntó el confundido Lé.
-Nos abandonó y debe pagar las consecuencias de sus actos.
-No, hay que dejarla ir.
Alle sacó su látigo y lastimó a Lé.
-No. Vamos a buscarla.
-S...Sí...-Lé se acariciaba sus recientes heridas en el piso-.
Alle, con su impetuosa forma de buscar, encontró rastros: una suave cama de lino dentro de un improvisado refugio de ramas y piedras.
-¿Quiénes son ustedes?-preguntó una voz desde unos matorrales.
-¿Qué te importa?-contestó Alle.
-Soy Lé, y Alle. Estamos buscando a alguien.
-Nosotros también buscamos a alguien.-contestó otra voz-.
-Podríamos buscar juntos, ¿cómo se llaman ustedes?
-Me llamo Ann, y él Jú.-mientras él seguía con la mitad de su cuerpo escondido-.
-Excelente, ¿por dónde irán?
-Al contrario de ustedes, creo. No estamos seguros. Venimos de por allá.-Y señaló el contrario-.
-Bueno, vámonos Lé, no perdamos más tiempo; no estamos lejos.
-Pero... -Y antes de seguir, Alle le mostró el látigo-.
Ann se impresionó y se puso enfrente de Lé. Alle le miró con impresión y con mucha molestia.
-Vete, que esto no te concierne.
-No quiero. No le hagas daño.
Alle bufó y se fue por el camino que estaba siguiendo.
-Ya sabés, Lé, sabrás después qué te sucede si no seguís conmigo.
Lé miró a Ann, le agradeció con la mirada y se fue corriendo hacia Alle.
En ello, se le cayó una fotografía. Jú salió por completo y se acercó. Tomó aquella imagen con sus manos.
-¿Quién es ella?
-No lo sé.
Hermoprecioso
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