2 de junio de 2023

Reticencia

-Cada vez pienso que no hay chance de salir de este túnel.
-¿Por qué creés eso?
-Por aquellos cuervos muertos.

    Las paredes húmedas semi-circulares evitaban la posibilidad de escalarlas; la falta de luminosidad resultaba un hastío para los caminantes, quienes soezmente se iluminaban con una pequeña linterna de bolsillo.

-¿Tendrás algo de comer? Realmente se hace difícil seguir caminando sin nada.- Comentó ella luego de 4 días allí, acostumbrada a privarse por voluntad de alimentos durante años-.
-No, las ratas se llevaron todo lo que tenía.-Dijo él, quien estuvo más tiempo-.
-¿Y cómo supiste que tendrías que traer comida?
-Porque ya estuve acá antes.
-¿Y qué te hizo pensar que no se podía salir del túnel?
-Antes habían más personas acá, el lugar estaba iluminado... Y todo era más sencillo.
-¿Y por qué volviste?
-Estoy buscando algo que dejé la última vez que tuve que correr, después de...-Y quedó en suspenso por un rato-.
-¿Después de qué? 
-No puedo decirlo. Me duele la cabeza cuando lo recuerdo.
-Bueno... ¿Y qué dejaste?
-Mi inocencia.

Ella quedó confundida. No creía que fuera un objeto olvidable.

-Ya me hiciste muchas preguntas, es mi turno... ¿Cómo llegaste acá?-Preguntó él-.
-Me estaban persiguiendo.
-¿Quién?
-Mis padres. Querían que...
-¿Qué cosa?
-Que deje de ser yo.
-Pero por más que te obliguen, jamás dejarías tu yo.
-No es como yo lo creo.
-Mmm... Bueno.

Ella se desmayó y él la llevó en brazos hasta el primer final del túnel. Escribió una nota y se la dejó en el bolsillo.

-Lo siento, debo seguir buscando aquello.


26 de enero de 2023

Cuadros rotos

     Y volvió a mirarme. Sus ojos solo reflejaban una inmensa tristeza.

-¿Por qué no volviste cuando te necesité?

    Se me hizo un nudo en la garganta. No sabía qué decirle.

- ¿Por qué no volviste por mí?-insistió-.

    Cada vez sentía una escondida ira en sus palabras, aunque sus ojos transmitían un leve dejo de felicidad. Ella sentía contradicción al verme.

-No pude. No tenía fuerzas. Habrías muerto.-No pude decirle más-.

    Con sus manos temblorosas arrugó un papel que traía en su bolsillo. No sé qué era. 





    Por lo menos no aquella vez.

    Lloro al recordar ese encuentro. Y más ahora que lo cargo después de hallarla buscando cumplir la gravedad y que una tira intentara desobedecer la ley de la Tierra.


                    "Perdón por lo que hice pero no sé si puedo seguir viviendo luego de..."


    No podía seguir leyendo, sabía que era mi culpa. 


No te preocupes, mi niña, me llevaré toda la culpa. Deberías descansar un poco. Y caí.


    Papel arrugado.

5 de marzo de 2022

Pericias

 -Te encontramos, maldita perra.-dijo Murr mientras Yeaq escupía sangre en el suelo-.

Yeaq miró a Murr, quien tenía ojos llenos de furia y decepción. Luego volteó a ver a Fer, inconsciente luego de la golpiza de Murr.

-¿Por qué lo golpeaste?

-Sabés que a él le gusta "protegerte"; pero no sabe que lo mejor es tenerte bajo control. En realidad, no quiere aceptarlo. Funcionó muchos años. No te resistas y no vuelvas a escapar esta vez.

Yeaq se sentía débil para poder escapar o enfrentarla y Murr le ató las manos y se la llevó.

-No te preocupes por Fer, luego vendré por él, sabés que le gusta soportar el dolor, siempre aguanta.




Pasaron las horas y Ann ve a lo lejos una persona en el piso. Era Fer.

-¡Lé, Lé!-decía Ann preocupada mientras lo sacudía cuidadosamente-.

Fer abrió levemente los ojos y miró un amable rostro.

-¿Estás bien?

-Cre-creo que sí. Estoy acostumbrado a recibir golpizas. Podés decirme Fer, Lé es para desconocidos.

Ann sonrió levemente.

-Me alegro que sigas con vida. Jú te vio hace horas recibiendo golpes de Alle.

-Murr. Ella odia que quiera protegerla. Cree que no puede sobrevivir por su cuenta, pero yo confío, al igual que los anteriores protectores de que ella puede sola.

-¿Ella? ¿Quién?

-Yeaq.

Ann recordó aquella fotografía.

-¿Qué le pasaron a los anteriores protectores?

-Siempre morimos por la causa. Yo no sé por qué he aguantado tanto...

-No te esfuerces tanto, ya viene Jú a ayudar un poco. 

-Ann...

-¿Qué pasa?

-Murr no es mala... Solo que...-Fer se desmaya-.



-La verdad que no confiaba mucho en él, pero verlo aguantar esa golpiza... Me hace de alguna forma apreciarlo.

-Vaya, Jú, nunca te vi confiar tan rápido en alguien.

-Creo que no todos son desconfiables. Me hace recordar un poco a tu forma de ser.

Ann se aleja un momento de Jú y se acerca a Tej.

-Tej, ¿qué podemos hacer con Fer?

-Hay que ayudarlo, y que nos ayude a encontrar a Yeaq. La extraño. 



-Yo también te extraño.-dijo Yeaq en sus adentros-.



3 de octubre de 2021

Sedimentos

-¿A dónde vamos?-preguntó Tej.

-Quiero mostrarte algo-dijo Yeaq con una sonrisa, pero escondiendo una gran seriedad-.

Yeaq estaba más alegre y vestía con ropa más nueva. Tej también se sentía mucho mejor en su vida. Se acompañaban mutuamente e iban recorriendo distintos lugares de la memoria.

Yeaq sostenía la mano de Tej, guiándole en el camino.

-Ahora creo recordar más el recorrido.

-¿Sí? 

-Sí, cuando viajaba en soledad buscando mis tesoros. Ya casi llegamos.


Tej divisó a lo lejos una casa maltrecha. 


-Llegamos-mientras Yeaq miraba fijamente allí-.

-¿Estás bien?

-Sí, quiero mostrarte dónde vivía antes.


Entraron en una casa algo maltrecha, y frente a una puerta abierta Yeaq se paró a mirar.

-¿Así quedó todo?

Tej miró todo, contemplando aquella deteriorada habitación.

-¿Vivías acá?

-Sí, acá me mantenían.

-¿Quiénes?

-Ella y él.

-¿Y dónde están ahora?

-No lo sé, ya no están. Y a pesar de que no me hacían muy bien... Sé que de alguna forma me cuidaron.

-Lo entiendo, yo también tuve los míos.

Yeaq miró a Tej, y seguido de ello buscó entre los escombros algo.

-Te doy esto.

Tej tomó un sobre.

-Son algunos retazos de mi pasado. Te los confío.

Tej abrazó a Yeaq.

-Gracias por la compañía y el cariño.

-A vos también. Un montón.

-Quiero llevarme algunas cosas para mi futuro-comentó Yeaq más animada-.

-Sí, dale. Te ayudo y te acompaño.


Yeaq y Tej sonrieron, juntaron un par de cosas y regresaron a su camino. 


31 de julio de 2021

Alegorías

 -Han estado por aquí.-dijo Alle mientras observaba unas pisadas-.

-¿Por qué no le dejas en paz?-preguntó el confundido Lé.

-Nos abandonó y debe pagar las consecuencias de sus actos.

-No, hay que dejarla ir.

Alle sacó su látigo y lastimó a Lé.

-No. Vamos a buscarla.

-S...Sí...-Lé se acariciaba sus recientes heridas en el piso-.


Alle, con su impetuosa forma de buscar, encontró rastros: una suave cama de lino dentro de un improvisado refugio de ramas y piedras.


-¿Quiénes son ustedes?-preguntó una voz desde unos matorrales.

-¿Qué te importa?-contestó Alle.

-Soy Lé, y Alle. Estamos buscando a alguien.

-Nosotros también buscamos a alguien.-contestó otra voz-.

-Podríamos buscar juntos, ¿cómo se llaman ustedes?

-Me llamo Ann, y él Jú.-mientras él seguía con la mitad de su cuerpo escondido-.

-Excelente, ¿por dónde irán?

-Al contrario de ustedes, creo. No estamos seguros. Venimos de por allá.-Y señaló el contrario-.

-Bueno, vámonos Lé, no perdamos más tiempo; no estamos lejos.

-Pero... -Y antes de seguir, Alle le mostró el látigo-.


Ann se impresionó y se puso enfrente de Lé. Alle le miró con impresión y con mucha molestia.

-Vete, que esto no te concierne.

-No quiero. No le hagas daño.


Alle bufó y se fue por el camino que estaba siguiendo.

-Ya sabés, Lé, sabrás después qué te sucede si no seguís conmigo.


Lé miró a Ann, le agradeció con la mirada y se fue corriendo hacia Alle.

En ello, se le cayó una fotografía. Jú salió por completo y se acercó. Tomó aquella imagen con sus manos.      


-¿Quién es ella?

-No lo sé.


Voltearon la foto y atrás decía algo. "Yeaq".





11 de junio de 2021

Prístino

 -¡NO!

Yeaq se levantó de un sobresalto.

-¿Estás bien?- le preguntó el joven Tej-.

Yeaq contempló al preocupado Tej y con una especie de satisfacción le contestó suavemente.

-Sí, no sé qué pasó. Tal vez una pesadilla.

-Bueno, no te preocupes. Yo estoy acá.

-Gracias. Durmamos.

Ambos volvieron a recostarse, cada uno en su improvisada cama. Las ramas se quebraban acordemente dentro del fuego de la fogata que Tej prendió.

La noche era fresca, veraniega. Tej tuvo la idea de hacer fuego para protegerse. A Yeaq no se le había ocurrido: usualmente pensaba en que no importaría demasiado lo que ocurriese con ella.


-Yeaq. 

Ella respondió levemente, preguntando qué pasaba.

-¿Qué pensabas?

-Recordaba un poco.

-¿Puedo saber?

-Recuerdo cuando viajaba sola. Realmente no importaba mucho lo que me sucediese, yo solo buscaba mis tesoros.

-A mí sí me importa. ¿Cuáles tesoros? Si es que se puede saber.

-Es muy largo de explicar.-Dijo mientras tocaba unas vendas-. Ahora sé que me alegra que estés.

-Digo lo mismo. Gracias.


Yeaq quedó completamente dormida y Tej le acompañó al rato, pero siempre alerta de protegerla. 

Con muchos ánimos, se levantó a preparar un desayuno para ella y a ordenar el lugar para que se sintiera cómoda al despertar.


-Te quiero mucho.- Dijo con dulzura-.



2 de mayo de 2021

Cercanías

 -¿Cómo llegaste a estar así?

-¿Así?- mientras se tocaba las cicatrices de su espalda, pies y brazos-. Simplemente me quedé esperando en el mismo lugar, como me dijo.

-¿Y no te molesta haberlo hecho?

-¿A mí?-preguntó con gran humedad en los ojos y una sonrisa-. No, yo solo obedecí.

-¿Valió la pena?

-Tal vez...-dijo mirando al suelo-.

Con gesto gentil, él se acerco a ella y le tocó el hombro.

-Sé cómo es.-Y mostró una gran cicatriz en su espalda-.

Ella acarició suavemente.

-¿Te duele cuando acaricio?

-No. Me calma. 

-Esta cicatriz es mi más reciente- dijo ella en confianza y mostró sus brazos-. Me quedé esperando donde me dijo, y cayeron estacas de arriba.

-¿Y por qué no te moviste?

-Porque le estaba esperando... Y estaba protegiendo esto. -Saca algo envuelto en un pañuelo de tela de color marrón claro-. Pero fue en vano.

-¿Puedo ver?

-Sí.

Él tomó con cuidado el objeto envuelto, y con lentitud lo develó. 

-¿Un reloj?

-Sí. Hace años ya no funciona.

-¿Y por qué estás tan descubierta de abrigo?

-Porque ellos necesitaban mi ropa. 

-¿No tenés frío?

-Todo el tiempo.

-Ven, en mi bolso tengo algo de abrigo.-Le tendió un hermoso súeter-. Te lo regalo.

Ella abrió los ojos y agradeció. Se lo colocó y ya no tenía tanto frío.

-Está anocheciendo, ¿acampamos?

-Sí. Hace rato estamos caminando.


Él y ella se recostaron bajo un techo de piedra y durmieron juntos, lejos del río que una vez los acompañó en el principio de su encuentro.