1 de julio de 2015

Ayer

Quizá sea hora de volver a comenzar.
Las horas pasan lentas, como si no hubiera un final.
El calor me sofoca como un condenado dentro de una celda. Y de forma sorprendente, tengo la llave.
¿Mi fin está en mis manos? ¿Yo decido vivir?

Yo no sé si quiero vivir en la intemperie. Sólo quiero protección. No sé si la celda me brinda esa protección, pero estoy a salvo de las desdichas. ¿No?

La vida es hacer, no evitar. La vida es fallar, no encerrarse. La vida es crecer.
Yo no viví; sólo muero un poco cada día.




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