1 de junio de 2015

Mirando al tres

Veo en tus ojos un áspid de piedad. ¿Qué esperás para matarme?
Mirando a través de tu alma, descubrí que vos no eras así: alguien te manipuló. ¿Pero quién corrompería la cordura de una persona tan humillada como vos?
Mis preguntas no cesaron, y me llevó a pensar que tu hecho fue una tragedia; y quien eras ahora era el fantasma de tu pasado.

No temas por el fuego, al final del túnel los dientes de los lobos te arrancarán tu piel falsa...

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